El papel del contraste en la visión En la alfabetidad
visual, la importancia del significado del contraste comienza en el nivel
básico de la visión o no visión a través ¿e la presencia o ausencia de luz. Por
muy bien que funcione el equipo fisiológico de la vista, los ojos, el sistema
nervioso, el cerebro, o por mucho que haya en el entorno para ver, lo cierto es
que, en una oscuridad total, en la práctica, todos nosotros somos ciegos.
En el proceso de la visión dependemos de la observación de
la uxtaposición interactiva de esas gradaciones de tono para ver objetos.
Recuérdese que la presencia o ausencia de color no afecta a los valores
tonales; éstos son constantes y conservan una importancia mucho mayor que el
color para la visión, así como para el diseño y la realización de mensajes
visuales. En lo relativo al pigmento, la luminosidad es sintetizada o sugerida
por la blancura tendente al blanco absoluto, mientras que la oscuridad es
sugerida por la negrura tendente al negro absoluto. Por eso todo lo que vemos
puede investirse con ambas propiedades de los valores tonales, la cualidad
pigmental de blancura o negrura relativas del tono y la cualidad física de
claridad u oscuridad.
Si todo nuestro entorno estuviese compuesto por un valor
homogéneo de tono medio de gris, a mitad de camino entre el negro y el blanco,
sería posible ver, es decir, no experimentaríamos la sensación de ceguera
creada por un entorno totalmente negro. Sin embargo, la capacidad de discernir
lo que estamos viendo quedaría totalmente erradicada de nuestras percepciones.
En otras palabras, el contraste de tono es tan importante como la presencia de
luz para el proceso de la visión. A través del tono podemos percibir
configuraciones que simplificamos en objetos con contorno, dimensión y otras
propiedades visuales eje-mentales.
La luz crea configuraciones, que una vez identificadas se
convierten en información almacenada en el cerebro para ser usada en ulteriores
reconocimientos. Es un proceso intrincado y lleno de trampas que Bernard
Berenson describe agudamente en su ensayo Seeing and Knowing: «Vemos masas de
verde, opacas, translúcidas o resplandecientes. Son hirsutas o suaves y, como
sosteniéndolas, objetos vagamente cilindricos y vagamente parduscos, verduscos
o grisáceos. De niño aprendí que son árboles y los doto de troncos, ramas,
nudos, hojas, según sus especies presumidas, encina, castaño, pino, olivo,
aunque mis ojos sólo ven tonos diversos de verde.» or eso los ojos y ei proceso
de la vista se extienden en numerosas direcciones, más allá de la visión,
penetrando en el reino de la inteligencia.
Tocamos las cosas para determinar si son blandas o duras;
las olemos para descubrir si son o no fragantes; las paladeamos para averiguar
si su agradable olor indica que son igualmente agradables de comer; y
escuchamos para saber si algo se mueve o está quieto. Todos nuestros sentidos
están discriminando y refinando constantemente nuestro reconocimiento y nuestra
comprensión del entorno. Pero es bien sabido que dependemos fundamentalmente de
la vista, el sentido que en nosotros tiene un poder superior. Y la vista
funciona con más eficacia, cuando las configuraciones que observamos están
visualmente clarificadas gracias al contraste. Tanto en la naturaleza como en
el arte, el contraste tiene una importancia clave para el visualizador en esa
práctica, que Donald Anderson califica en su libro Elements of Design de
«manipulación de un conjunto de materias primas como el yeso, el alambre, el
pigmento, los datos, los sonidos, las palabras, los números... transformándolas
en estructuras cohesivas a un nivel superior de significación».
TECNICAS VISUALES ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN
El contenido y
la forma son los componentes básicos e irreductibles de todos los medios
(música, poesía, prosa, danza) y, como es nuestra principal preocupación aquí,
las artes y los oficios visuales. El contenido es fundamentalmente lo que se
está expresando, directa o indirectamente; es el carácter de la información, el
mensaje.
Pero en la comunicación visual el contenido nunca está
separado de la forma. Cambia sutilmente de un medio a otro, de un formato a
otro, adaptándose a las circunstancias de cada cual; va del diseño de un
cartel,.un periódico o cualquier otro formato impreso con su dependencia
específica de las palabras y los símbolos hasta la fotografía con sus típicas
observaciones realistas de los datos ambientales pasando por la pintura
abstracta con su utilización de elementos visuales puros en una estructura. En
cada ejemplo de éstos y en muchos otros que pudiéramos poner, el contenido
puede ser básicamente el mismo, pero debe encajar en su marco y al hacerlo
presenta modificaciones menores en su carácter elemental y omposicional.
Un mensaje se compone con un fin: decir, expresar, explicar,
dirigir, instigar, aceptar. Para alcanzar ese fin se hacen determinadas
elecciones que persiguen reforzar y fortalecer las intenciones expresivas, a
fin de conseguir un control máximo de la respuesta. Esto exige una gran
habilidad. La composición es el medio interpretativo destinado a controlar la
reinterpretación de un mensaje visual por sus receptores. El significado está
tanto en el ojo del observador como en el talento del creador. El resultado
final de toda experiencia visual, en la naturaleza y fundamentalmente en el
diseño, radica en la interacción de parejas de opuestos o polaridades: en
primer lugar, las fuerzas del contenido (mensaje y significado) y de la forma
(diseño, medio y ordenación); y en segundo lugar, el efecto recíproco del
articulador (diseñador, artista, artesano) y el receptor. En ambos casos, el
primero no puede separarse del segundo. La forma es aceptada por el contenido;
y el contenido es aceptado por la forma. El mensaje es emitido por el creador y
modificado por el observador.
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